Friday, February 28, 2014

Dale calor a tu cuerpo y reconfortá el alma


Cuando el termómetro baja, suben las acciones del plato que alimenta a la humanidad desde tiempos inmemoriales.

"Siete virtudes tiene la sopa: quita el frío, quita la gana, hace comer, también digerir, siempre agrada, nunca enfada y pone la cara colorada"

Invierno que llegás hoy: te avisamos que, por más que se te dé por bajar de 10° la temperatura, estaremos abrigados por dentro y con el alma reconfortada. En estos días, ni Mafalda podrá despreciar un plato de sopa humeante, sobre todo si está hecha en casa. Te explico los beneficios: si la comida empieza por el plato de sopa, no solo entrás en calor -y en sabor- sino que podés incorporar los vegetales y los alimentos que a lo mejor no te gustan tanto solos. Y con ellos, altos porcentajes de vitaminas y proteínas y una potente fuente de fibras. Además, el líquido es uno de nuestros mejores aliados para adelgazar o para mantenernos en forma. Y las sopas son eso, líquido, ahora que no tenemos tanta sed. Lo que sí tenemos es más hambre: la sopa te da una sensación de saciedad tal que después de ella seguramente ingeriremos menos calorías. Con respecto a las instantáneas: te sacan de apuro pero en la segunda consecutiva ya te aburriste del gusto de los químicos conservantes (y hay que limitarlos). Te va a resultar barato y saludable, si hasta te vas a sentir más bueno. Solo te va a llevar unos minutos, muy pocos ingredientes y después, que hierva un ratito: ¡la sopa se hace sola! 


Italia: Minestrone
Cociná 150 g de porotos -previamente remojados- en 2 l de agua. Mientras tanto, en una sartén desgrasá 100g de tocino y rehogá allí 1 cebolla, 1 puerro, 2 zanahorias y 1 rama de apio, todo picado. Retirá del fuego. Cortá en cubitos 3 papas y 1 zapallito y agregalos a los porotos. Cuando estén tiernos, añadiles el sofrito y 150 g de fideos. Salpimentá. Debe quedar jugoso. Si le falta líquido, agregá agua caliente. Retirá del fuego y mezclale el pesto. Servila espolvoreada con queso rallado.

Rusia: Borsh
Cociná en 2 l de agua: 6 remolachas, 2 zanahorias, 1 puerro, 2 cebollas y 1 tronco de apio cortados en trozos. Cuando estén tiernos, procesá con el minipimer, añadí el jugo de 1 limón y azúcar a gusto. Podés suplir el jugo de limón por tomates triturados. En algunas regiones se acostumbra ponerle papas o espesarla con unas cucharadas de arroz. Servila con una cucharada de crema de leche en el plato.

Francia: Soupe a l'oignon
Transparentá en 30 g de manteca 250 g de cebolla, sin dejar que tomen color. Agregá 3 cucharadas de harina y remové. Agregá 1 litro de agua hirviendo, sal y hojas de laurel. Cociná 25 minutos. Serví sobre rebanadas de pan tostado o con croutones. Y si querés, gratinala con parmesano.

España: Pisto manchego
Rehogá en aceite de oliva 1 cebolla y 1 pimiento. Agregá 1 kg de tomate picadito y 1 cucharadita de azúcar. Reservalos. En otra sartén rehogá 1 berenjena y 2 zapallitos en cubitos. Cuando los ingredientes de las dos sartenes estén cocidos mezclalos, condimentá con sal y pimentón dulce, y cocinalos agregándoles una buena parte de caldo.

Arabia: De arroz y huevo
Picá bien 1 cebolla y sofreíla. Añadí 1 litro de caldo de verdura y, cuando hierva, incorporá 1/2 taza de arroz. Cociná a fuego fuerte. Salpimentá. Antes de que esté a punto el arroz, añadí 4 huevos de a uno en uno, pero sin revolver demasiado: la idea es que queden enteros y no que se deshaga la yema. Serví un huevo por plato.

Provenzal: De ajo
Cociná 12 dientes de ajo, 1 clavo de olor, 1 ramita de tomillo, 1 ramita de salvia en 1 litro de caldo suave con sal a fuego vivo unos 20 minutos. Cortá unas 10 rebanadas de pan del día anterior y espolvorealas con queso rallado. Pasalas un instante por el horno o tostalas ligeramente para que el queso se funda. Colocalas en una sopera y rocialas con aceite. Verté sobre el pan el caldo colado. Dejá reposar un momento antes de servir. Rociá con perejil picadito.

Juliana: Vegetariana
Ablandá en manteca o aceite 50 g de repollo, 1 zanahoria, 1 nabo, 1 puerro, 1 cebolla, 1 remita de apio y 100 g de zapallo picaditos sin dejar que se doren. Agregá 2 litros de agua, salpimentá, dejá hervir y luego agregá 100 g de arvejas tiernas. Servila con perejil picado espolvoreado.

De hongos: bien fuerte
Lavá y picá 200 g de hongos secos que ya hayás remojado. Rehogá 1 cebolla en aceite o manteca; agregá 2 cucharadas de harina y revolvé. Incorporá los hongos, 1 litro de agua, 1 taza de leche, sal y laurel. Cociná a fuego suave hasta que los hongos estén tiernitos.

Potaje de lentejas
En una olla con 1 1/2 litro de agua caliente, colocá 1 1/2 taza de lentejas remojadas, 1 pimiento rojo, 3 tomates maduros, 2 dientes de ajo y 1 cebolla grande picados. Cuando empiece a hervir reducí la llama y cociná hasta que las lentejas estén blandas (solo unos 10 minutos). Al momento de servir espolvoreá el potaje con abundante perejil o con cilantro.

Caldito desintoxicante
Para hacer este caldo podés usar lo que tengás en la heladera, hasta las hojas exteriores y oscuras de diversas verduras (lechugas, remolachas, rábanos, etcétera). Cortá todas las hortalizas -2 zanahorias, 2 cebollas, 2 puerros, 2 dientes de ajo, 3 ramas de apio, un trozo de zapallo y hojas de verduras en pequeños trozos- y cocinalas en agua con poca sal. Cuando estén tiernas retirá del fuego. Podés tomarlo colado. En el momento de servir agregá jugo de limón a gusto.


Rehogá una cebolla en aerosol, en aceite o en manteca (si te va, agregá pimiento en brunoise y un diente de ajo). Agregá dos cucharadas de harina, revolvé rápido para que no se queme, y si la querés más cremosa dale una taza de leche o crema de leche. La base está. Solo faltan la sal y el condimento que más te guste, un litro de agua caliente, y la verdura, hortaliza o legumbre que tengás a mano. Puede ser un puñado grande de berro, espinaca, bróccoli... o cubos de zanahoria, zapallo, coreanito, tomate... y sin harina ni leche podés usar garbanzos, porotos o habas... Unos toques de minipimer en la olla, y ¡a la mesa!



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