Saturday, March 29, 2014

Los médicos son la tercera causa de muerte en los EE.UU.: causan 250.000 muertes por año




Este artículo del Journal of the American Medical Association (JAMA) es el mejor que he visto en toda mi vida, publicado en la literatura científica, que documenta la tragedia del paradigma médico tradicional.

Esta información es una continuación del Informe del Instituto de Medicina que apareció en los medios en diciembre de 1999, pero era difícil hallar las referencias de los datos dado que no apareció en una publicación con reseña académica. Ahora se ha publicado en el JAMA, que es la publicación médica con mayor circulación del mundo.

La autora es la Dra. Barbara Starfield, de la Escuela de Higiene y Salud Pública John Hopkins, y describe cómo el sistema de salud de los EEUU puede contribuir a la mala salud.

Todas estas son muertes por año:

* 12.000 – cirugías innecesarias (8)
* 7.000 – errores de medicación en hospitales (9)
* 20.000 – otros errores en hospitales (10)
* 80.000 – infecciones en hospitales (10)
* 106.000 – efectos negativos de medicamentos (que no son errores) (2)
¡Esto suma 250.000 muertes por año por causas iatrogénicas!
¿Qué significa “iatrogénicas”? El término se define como “inducido en un paciente por la actividad, manera, o terapia utilizada por un médico.” Se usa especialmente refiriéndose a una complicación del tratamiento.

La Dra. Starfield nos advierte sobre cómo interpretar estos números:
* En primer lugar, la mayoría de estos datos provienen de estudios realizados en pacientes hospitalizados

* En segundo lugar, estas estimaciones son solamente de muertes, y no incluyen los efectos negativos asociados a la incapacidad o al malestar.
* En tercer lugar, las estimaciones de muertes debidas a errores son más bajas que las del informe del Instituto de Medicina (1)
Si se utilizan las estimaciones más altas, las muertes debidas a causas iatrogénicas estarían entre 230.000 y 284.000. De cualquier manera, 225.000 muertes por año constituye la tercer causa de muerte en los EEUU, después de las muertes por enfermedad cardiovascular y cáncer. Incluso si son exagerados, hay un amplio margen entre este número de muertes y la siguiente causa principal de muerte (enfermedad cerebrovascular).
Otro análisis concluyó que entre 4% y 18% de los pacientes regulares experimentan efectos negativos en ámbitos ambulatorios, incluídos:

* 116 millones de visitas extra al médico
* 77 millones de recetas extra
* 17 millones de visitas a la sala de emergencias
* 8 millones de hospitalizaciones
* 3 millones de admisiones por tiempo prolongado
* 199.000 muertes adicionales
* 77.000 millones de dólares extra de gastos
El alto costo del sistema de salud se considera un déficit, pero parece ser tolerado por la creencia de que el mayor gasto proporciona más salud salud.
Sin embargo, la evidencia de algunos estudios indica que hasta el 20% o 30% de los pacientes recibe cuidados inadecuados.
Entre 44.000 y 98.000 de los mismos mueren cada año como resultado de errores médicos (2)
Esto podría tolerarse si resultara en mejor salud, pero, ¿es así? En una reciente comparación entre 13 países (3,4), los EE.UU. se ubican en promedio en el puesto 12, según 16 indicadores de salud. Más especificamente, la ubicación de los EE.UU. para varios indicadores fue: * 13° (último) en porcentaje de nacimientos con bajo peso
* 13° en mortalidad neonatal y mortalidad infantil general (14)
* 11° en mortalidad post neonatal
* 13° en años de vida potencial perdidos (excluyendo las causas externas)
* 11° en expectativa de vida de mujeres al año de vida, 12° para hombres.
* 10° en expectativa de vida a los 15 años, para mujeres; 12° para hombres
* 10° en expectativa de vida a los 40 años, para mujeres; 9° para hombres
* 7° en expectativa de vida a los 65 años, para mujeres; 7° para hombres
* 3° en expectativa de vida a los 80 años, para mujeres; 3° para hombres
* 10° para mortalidad ajustada de acuerdo a la edad
La pobre performance de los EE.UU. fue confirmada recientemente por un estudio de la Organización Mundial de la Salud, que uso datos distintos y ubicó a los Estados Unidos en el puesto 15° entre 25 países industrializados.
Existe la percepción de que el público norteamericano “se porta mal” (fuma, toma alcohol y es violento). Sin embargo, los datos no apoyan este supuesto.
* El porcentaje de mujeres que fuman va desde el 14% en Japón hasta el 41% en Dinamarca; en los Estados Unidos, es de 24% (el quinto mejor). En el caso de los hombres, el porcentaje va desde 26% en Suecia hasta 61% en Japón; en los Estados Unidos, es de 28% (el tercer mejor).
* Los EE.UU. se ubican en el quinto mejor lugar en relación al consumo de alcohol.

* En los EE.UU., el consumo de grasas animales es relativamente bajo (el quinto más bajo para hombres de entre 55 y 64 años entre 20 países industrializados), y la concentración promedio de colesterol en sangre es la tercera más baja, en hombres de entre 50 y 70 años, entre 13 países industrializados.

Está claro que la falta de tecnología no es un factor que contribuya a la baja ubicación de los EE.UU. en el ránking:

* Entre 29 países, los Estados Unidos se ubican segundos (después de Japón) en cuanto a disponibilidad de unidades de imagen por resonancia magnética y de tomógrafos computados, por cada millón de personas. (17)

* Sin embargo, Japón está primero en salud, mientras que los EE.UU. se ubican entre los últimos.

* Es posible que en Japón, la elevada utilización de tecnología se limite al diagnóstico, y no incluya altas tasas de tratamiento, mientras que en los EE.UU., las altas tasas de tecnología de diagnóstico pueden estar relacionadas a mayores tasas de tratamiento.

* Dando sustento a esta posibilidad, existen estadísticas que muestran que el número de empleados por cama (al equivalente de tiempo completo) en los Estados Unidos es el más alto entre todos los países del ránking, mientras que en Japón el número es muy bajo, mucho menor que lo que se puede atribuir a la habitual práctica de que los miembros de la familia cuiden a los enfermos, en vez del personal del hospital.

Journal of the American Medical Association, 26 de Julio, 2000; 284(4):483-5